martes, 31 de enero de 2012

En el camino de lo siempre posible

En los días de Estío, déjate invadir por la pereza, saborea el no hacer, sin desidia, con respeto a tu centro, con la palidez del movimiento pensado. Es el momento de la precisión.
Cuando el verano se apodere de tu corazón, no te opongas. Desnuda tu cuerpo al sol, también tu mente. Deja que la luz y el aire te invadan. No malgastes el tiempo en correr. es tiempo de reflexión.

En primavera...¡decide por fin tu marcha! Debes de comenzar a caminar, a realizar los planes del invierno. No te dejes engañar por otras alternativas. Recuerda que estás en plena fragilidad. Si has de llorar ¡¡Hazlo deprisa!!. Debes continuar tu nomadismo, tocar el verde, rocíate de flores, imprégnate del sonido, llénate de luz.

En el invierno, paladea los rigores del frío empleando la sonrisa. Meditando en silencio y educando la esencia.

Cuando llegue el otoño, no te lamentes por la caída de las hojas. Percibe el eco de tus pisadas, de la alfombra del árbol. Que no te invada la nostalgia por la desnudez de las ramas ¡¡Comienza una nueva vida!! El asalto hacia la recuperación y la creación de la esencia ya se ha iniciado.

¿Sabes una cosa? Cada palabra escrita o dicha, solo tiene el valor del espíritu que las escucha, no del que las dice o las hace. Por tanto, no te des crédito cuando hables o escribas. Contempla la alegría o pena de quienes la reciben.

No permitas que se ponga el sol cada día sin haber experimentado algo excepcional... de la vida.Cuando así ocurre, te estás muriendo. Lo excepcional ocurre siempre en tu espíritu. Si vives el amor, la excepción es la regla. Si lo que dices que es amor no da paso a lo excepcional...Estás equivocado. Despliega las antenas, alguien te llama.

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