martes, 19 de enero de 2016

Recursos para montar un negocio.



A la hora de hablar de otros, a muchos se les llena la boca de "emprendedores", cuando en realidad, los que emprendemos, en la mayoría de los casos somos unos pringados, cansados de que sean otros los que se aprovechen de nuestras capacidades y entonces, en un arrebato de locura, pensamos que es mucho mejor que nos explotemos nosotros mismos. Pero eso es otro tema.

A la hora de pensar en lo que se necesita para realizar materialmente un proyecto que en nuestro coco está terminado no tenemos en cuenta todo lo que entra en juego y cómo se mueve una maquinaria, un esfuerzo, una energía y un dinero...que se nos escapa.

Primero hay que encontrar un espacio donde desarrollarlo y no es tan sencillo como parece, porque puede suceder que tú encuentres el lugar ideal y sin embargo, no cumpla los requisitos que las órdenes municipales mandan. Con lo cual comienza un periplo de búsqueda, negociación, presupuesto, facturas proforma y sumando, sumando, resulta inviable.

Pero cuando por fin encuentras el sitio y ves las posibilidades entonces comienzan los recursos materiales, en nuestro caso, maderas, hierros, cables, hierro, cristales, papel, pintura, clavos, bombillas, estantes, lijas, mascarillas, y tiempo, si tenemos el tiempo, porque si queremos hacerlo nosotros para ahorrar unos duros, tenemos que invertir sacrificando otras parcelas de nuestra vida.

Pero como no somos seres del renacimiento, capaces de hacer de Juan Paloma yo me lo guiso, yo me lo como, entonces necesitamos recursos humanos; electricistas, albañiles, pintores, funcionarios del estado que nos sellen los permisos, tiempo para realizar las visitas al ayuntamiento para las licencias, el enganche de la luz, el alta del agua, la instalación de la red, el programa informático y el contacto con los proveedores potenciales, que no significa que sean los definitivos.

Por último y no por ello menos importante, la selección de mobiliario, útiles y en nuestro caso, actividades que deseamos promocionar, con lo cual nuestros momentos de relax, el día libre o las madrugadas de desvelo, seguimos trabajando, porque como nos hemos decidido a "emprender", nos hemos convertido en nuestros propios esclavos.

Eso sí, parecemos felices.