martes, 20 de enero de 2015

Tenemos que hablar


Lo que más me gusta de aprender éste idioma
es que podemos hablarlo sólo nosotros.
Inventamos mundos con realidades lingüísticas
y nadie más nos entiende.

Pero lo que no puedes entender de mi
es que todos los idiomas me saben a lo mismo,
nuevos o viejos, caducos o recién nacidos
repiten lo que ya sabemos de otras veces.

Entonces una mañana, tan helada como la de hoy,
me escribes inventando palabras en esa lengua,
traduzco a tientas, entre tinieblas, aún dormida
y descubro que quieres despertarme.

Quieres jugar conmigo, comerme, matarme a besos,
hacerme cosquillas, lamer mi intimidad, que llore.
Pero lo que no se te pasa por la cabeza es mi luto
porque no tienes ni idea de quien soy en realidad.

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