miércoles, 26 de diciembre de 2012

(P)érdidas



Lo primero que aconteció al llegar al pueblo, acompañada de mis amigas fue asistir al cumpleaños de uno de los ausentes. Ismael no se ha ido, no se ha muerto del todo, porque su hermana se va a encargar de ello. Todos sus amigos, algunos de ellos músicos, prepararon el concierto en “El suburbia”, un local nuevo en el que parecía que estábamos en otra ciudad, en una más grande, rodeadas de conocidos que parecían desconocidos por el tiempo que hemos estado sin vernos y también nuevas caras de gente más joven, que está llena de inquietudes, como Oli, una joven Undergroun que no paró de hacer fotos con una réflex instantánea y que inmortalizó el momento…todo para subirlo a la página del Isma, porque no nos creemos nadie que no lo vamos a volver a ver.
Así que salimos de allí llenos de regalos, llenos de abrazos, llenos de sonrisas, en una fiesta donde nos encontramos los vivos y los muertos, los muertos vivientes y los que viven a muerte cada uno de los días. Porque de eso se trata al final del todo, de vivir cada día, de las ganas que le pongas, de la vida de hoy…y yo, que regresé perdida, odiosa, mentirosa y enfadada conmigo misma y por extensión con el mundo, ahora no se me ocurren motivos para estar triste.
 Todos los días voy con “mi camella” al parque y allí corro durante media hora, solo llevo aquí una semana y ya coincido con una chica para correr, al principio solo nos sonreíamos, luego nos saludábamos y hemos hablado hoy para salir juntas cada día…Va a llevar razón Antonio, no he nacido para estar sola, ni queriendo .
Además he vuelto a salir de marcha…la primera duró dos días y es que ya lo dicen nuestros padres, cuando nos juntamos Bea y yo no vemos el momento de irnos a casa, y menos en esta ocasión donde teníamos tanto que contarnos, tanto que compartir, tanto silencio que compensar. Nos hemos hecho mayores, afortunadamente, y fuertes, porque nos han pasado cosas, porque nos hemos expuesto a la vida y nos ha herido y nos estamos curando. Pero es reconfortante encontrarte de nuevo rodeada por esa familia que has elegido con el tiempo y ver que permanece la esencia, que nos miramos y nos reconocemos sin necesidad de palabras.
He preparado comidas, cenas e incluso algún desayuno en mi nueva residencia y lo mejor es que también he comido cenado y desayunado fuera de casa en más de una ocasión; de nuevo hoy estoy invitada a tomar un aperitivo que intuyo se convertirá en comida y terminaré con mis amigas para preparar la cena de disfraces y el entierro de la sardina.
Entre tanto, ya tengo el carnet de la biblioteca, me he apuntado a teatro para el cuatrimestre que viene, he comenzado a leer documentos para ponerme al día con la tesis, he contactado con los chicos del 15M de aquí y he restaurado una bicicleta de los años 50. Creo que me estoy encontrando.
Las peores pérdidas no son las de los que mueren, sino las de los que viven y es como si hubieran muerto. Pero como a mí me gustan las palabras y la literatura es mi medicina en todos los momentos duros de mi vida, seguiré lanzando botellas al mar, por si llegan a esas islas donde mis queridos desaparecidos han decidido acampar…no se sabe por cuánto tiempo.

1 comentario:

M. dijo...

No sabes lo que me reconforta leerte. No sabes el alivio que me producen tus palabras.
No tengo nada que decirte.
Sólo mandarte una sonrisa.
De oreja a oreja.
Te quiero.


M.