sábado, 8 de diciembre de 2012

Pablo (N)eruda


La estudiante

Oh tú, más dulce, más interminable
que la dulzura, carnal enamorada
entre las sombras: de otros días
surges llenando de pesado polen
tu copa, en la delicia.
 Desde la noche llena
de ultrajes, noche como el vino
desbocado, noche de oxidada púrpura
a ti caí como una torre herida,
y entre las pobres sábanas tu estrella
palpitó contra mí quemando el cielo.
Oh redes del jazmín, oh fuego físico
alimentado en esta nueva sombra,
tinieblas que tocamos apretando
la cintura central, golpeando el tiempo
con sanguinarias ráfagas de espigas.
Amor sin nada más, en el vacío
de una burbuja, amor con calles muertas,
amor, cuando murió toda la vida
y nos dejó encendiendo los rincones.
Mordí mujer, me hundí desvaneciéndome
desde mi fuerza, atesoré racimos,
y salí a caminar de beso en beso,
atado a las caricias, amarrado
a esta gruta de fría cabellera,
a estas piernas por labios recorridas:
hambriento entre los labios de la tierra,
devorando con labios devorados.

Ésta es para ti, Belén. Porque te recuerdo siempre.

1 comentario:

M. dijo...

Aunque me recuerdes, ¿crees que me lo merezco? Es precioso.
Pero recuerda lo que hace Luzbel en un momento dado. Traiciona a Dios y se le rebela, y tengo miedo, Macarena, porque no sé si soy lo que todos pensamos. Porque no sé si estaré a la altura. De todos.
De todas formas, no te preocupes.
Te agradezco infinitamente todo. Todo. De veras.
Besos. Todos los que te hagan falta... y alguno más.