lunes, 15 de octubre de 2012

(E)zra Pound


HABLA: Bertran de Born. 
Dante Aligheri puso a este hombre en el infierno porque siempre estaba buscando pelea. 
Eccovi! Juzgad vosotros: ¿Lo he sacado de la tumba? 
La escena ocurre en su castillo, Altaforte.
 "Papiols" es su juglar. 
"El Leopardo" es el emblema de Ricardo Corazón de León.

I
¡Maldición! Todo este sur apesta a paz.
¡Perro hijo de puta, Papiols, ven! ¡Que haya música!
Tan solo vivo cuando chocan las espadas.
Pero ¡ah!, cuando veo enfrentarse a los estandartes de
oro, púrpura y marta cebellina,
y a los anchos campos volverse carmesíes debajo de ellos,
entonces aúllo hasta que mi corazón casi enloquece de regocijo.

II
En el cálido verano tengo gran regocijo
cuando las tempestades matan la paz hedionda de la
tierra
y los relámpagos del cielo negro resplandecen carmesíes,
y los truenos feroces me rugen su tonada
y los vientos chillan entre las nubes enloquecidas,
enfrentados,
y por todos los cielos hendidos chocan las espadas de
Dios.

III
¡Quiera el infierno que pronto oigamos chocar de nuevo
las espadas!
¡Y el relincho frenético de los destreros regodeándose
en la batalla,
enfrentando entre sí sus petos erizados de púas!
¡Más vale una hora de combate que un año de paz
con comidas grasientas, alcahuetas, vino y delicada
música
¡Bah! ¡No hay vino como la sangre carmesí!

IV
Me encanta ver salir el sol carmesí como la sangre.
Y contemplo cómo sus lanzas chocan con la oscuridad
y me llena el corazón de regocijo
y la boca se me llena de música disoluta
cuando así lo veo burlarse y desafiar la paz,
su voluntad solitaria enfrentada a toda la oscuridad.

V
El hombre que teme la guerra y se atrinchera
oponiéndose
a mis palabras en pro de la batalla, ese no tiene sangre
carmesí,
sino que solamente sirve para pudrirse en la paz
mujeril, lejos de donde se gana el honor y las espadas chocan.
Por la muerte de esas furcias yo siento gran alegría;
oh, sí, y el aire lo lleno con mi música.

VI
¡Papiols, Papiols! ¡Que haya música!
No hay otro ruido como espadas contra espadas,
no hay grito como el regocijo de la batalla
cuando nuestros codos y espadas gotean carmesí
y nuestras embestidas chocan con la carga del
«Leopardo».
¡Que Dios maldiga por siempre a los que piden «Paz»!

VII
¡Y que la música de las espadas las vuelva carmesíes!
¡Quiera el infierno que oigamos nuevamente chocar las
espadas!
¡Que el infierno tiña de negro por siempre el mero
pensamiento «Paz»!

El tema básico de esta sestina es el de la guerra,la lucha,el momento pletórico de desenvainar las espadas y de manera guerrera combatir por el simple placer del combate,por la satisfacción del desafío y la valentía,se refleja un paisaje donde el hombre sobrevive durante unos instantes a golpe de metal y donde los festines cobran un matiz que auguran una nueva lucha,un nuevo campo de batalla,una voz que guía al guerrero como un elixir que recorre sus venas deseando que por ellas corra la sangre de la destrucción,donde el miedo solo tiene cabida para empujarnos a renegar de todo eso en lo que algunos depositan sus esperanzas como es la paz,es una autentica apología de la guerra de un personaje metido en una coraza que ruge como una tormenta de chispas de acero doradas por un sol veraniego ensangrentado.

Y es que este viejo trovador,guerrero y sembrador de discordias disfrutaba de las delicias de un buen baño de sangre y sudor y a lo largo de su vida no dejó de demostrarlo creando el conflicto allí donde pasaba,encontrando o buscando enemigos,desafiando a los mas temerarios,dejando entrever que también había momentos para las elegías y los cantos arrebatadores de una belleza singular,que el enemigo si mostraba su valentía podía convertirse en aliado y que un canto de guerra siempre sacudía su mirada con el deseo de encontrar un nuevo reto.

La sestina de Altaforte es un canto a la guerra,tal vez influenciado por la literatura que Ezra Pound solía leer y a la cual aspiraba imitar,escritores como Homero y Dante o sabios como Confucio dotaron al poeta de la necesidad de crear otra divina comedia,una nueva mitología enraizada en la literatura medieval, también era seguidor de la literatura del siglo diecinueve, centrando su interés en corrientes ocultistas y en la mística neorromántica.

Fue un exaltado defensor de la lucha y que vivió en un siglo donde se sucedieron dos guerras mundiales que convulsionaron Europa y que de alguna forma alentó la epopeya de la lucha.Tras recorrer su literatura casi todos los movimientos artísticos del siglo veinte, acabó siendo seguidor de Mussolini y el fascismo italiano profesando un alto grado de antisemitismo, el cual comparte con la figura histórica de Ricardo Corazón de León.
Está claro que el polifacético poeta tuvo que vivir en un ambiente de presión bélica en el que quiso ser de alguna forma con su poesía una voz que clama por los valientes soldados que acuden a la batalla,pero lejos queda esa mística medieval,en la que la espada y el arrojo de los guerreros quedó sepultada por una guerra de desgaste en las trincheras en la primera guerra mundial y un salvajismo atroz en la segunda donde la maquinaria armamentística dejó desfasados antiguos valores como el honor y la lucha cuerpo a cuerpo.

Es mucho lo que inspira este poema,una ráfaga que sacude nuestra mente invitándonos a recrear de alguna manera los mitos y arquetipos que pueblan el subconsciente humano,algo inmemorial y eterno como es la oposición y contradicción entre fuerzas que aunque enfrentadas provienen de un mismo origen y cuyo final después del enfrentamiento pueda ser una nueva sestina, no sobre la paz sino sobre la superación de uno mismo,porque al final todos nos enfrentamos no solo a enemigos visibles, también a nosotros mismos y tal vez esa lucha,esa guerra sea el verdadero combate al que todos estamos abocados y que Ezra Pound pudo comprobar en sus propias carnes.

Porque a veces la vida del poeta es la verdadera poesía y si hay un deseo interior hacia la lucha esta se convierte en cántico,en mito,en sestina,atrapa al lector con la fuerza de un huracán desprovisto de moral y cobardía donde solo tiene cabida un empuje,un amarre,algo que está mas allá de lo cotidiano y sumerge nuestra mente en una lectura que enraíza con la necesidad de una nueva condena,un nuevo horizonte,porque al fin y al cabo que no hace Bertran de Born  sino seguir los impulsos vitales que le marcan sus deseos y como Ezra Pound, vive ese personaje al que da voz con una furia embriagadora,un sentido que es el único capaz de darnos la contemplación de la explosión de la naturaleza a la que se compara con la explosión de nuestros instintos mas destructivos,algo que al fin y al cabo nos persigue,algo que forma parte del ser humano y que no podemos negar y a lo que el poeta quiso poner música con sus palabras.



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