domingo, 22 de abril de 2012

La página en blanco


Hubo un tiempo en el que solía escribir, comenzó por la necesidad de contarme qué narices estaba pasando en mi interior, por entender tantas historias paralelas, por dibujar los acontecimientos que podría haber vivido y que de hecho todos vivimos en una vida tan pequeña y tan grande; se me hace difícil explicarlo. Pero hubo un tiempo en el que solía escribir.

Después conocí a otros con esa misma inquietud, con esas sensaciones del lector que se siente en esencia en cada una de las palabras de un texto, con las ganas de compartirlo y más importante aún, con las ganas de vivirlo, entonces comenzamos a escribirnos. Así que las palabras que buscábamos para contarnos nuestros sueños, fueron convirtiéndose en lo que el destinatario deseaba y aunque el tema fuese anecdótico o la tragedia liviana, continuamente nos veíamos en esa carta; incluso cuando nada tenía que ver con nosotros.

Se comenzó a forjar un lugar en nuestro día a día, un espacio en nuestra cotidianidad, un momento para pensar cómo contaríamos al otro ésto que nos estaba aconteciendo; así que ya no hablábamos con nosotros mismos, sino el uno con el otro, a ratos, en momentos puntuales, incluso en algún instante inesperado.

Pero ahora ya no escribo, se acabaron las epístolas. Y no dejo de relatarlas y cambiarlas y modificarlas y romperlas y reescribirlas, pero ya no me siento a escribir como antes.

Y hoy, cuando me he dado cuenta de que en todo el día no ha habido un momento en el que dejara de escribir, me he sentado y todo lo que ha salido ha sido ésto. ¡Cuánto lo lamento! Tengo un montón de palabras para ti y  nada que decirte.

Ahora pinto, es otra manera de poder expresarme, de que tú me entiendas, pero ni con esas...Yo pretendía escribir un relato y he vuelto a escribirte una carta.

Hasta pronto, mi vida y no temas a la noche, que está llena de amor por ti.

3 comentarios:

Ruben Molina dijo...

Lo primero dar las gracias a Macarena, por estar ahí siempre, por esa palabra mágica, por ese silencio no menos mágico, por ese achuchón reconfortante, por ese beso sanador... vamos en definitiva por ser Macarena.

A ti Belén, decirte que ya teneís un seguidor en vuestro blog, y que a partir de ahora los lametones subiran como la espuma xD. También contarte que no tengo blog por miedo. Ultimamente me da la sensación de dejar todo a medias, y es una sensación axfisiante. Espero en un futuro y con vuestra ayuda :P tener uno, para compartir algunos de mis sentimientos. De momento me conformo con leeros, contestaros y sentir vuestro cariño.

Un besazo para las dos, y gracias, gracias, y gracias un millón de veces.

Gaia dijo...

Gracias a ti, siempre.
Y, mucho ánimo en todo y para todo lo que acontezca en tu vida.
ah! y feliz día del libro, hoy tendremos que rendirle un particular homenaje.

Tres letritas dijo...

jajajajaj Pues eso espero, Rubén, que es un poco patético comentar en mis propias entradas.
Pues mi apoyo lo tienes, y el de Macarena seguro que también.
Y que sepas, Macarena, que el final de la entrada me ha conmovido.