De sueños y otras realidades

En casa, siempre he tenido apodo de personaje, si no literario, sí teatral. Primero yo me sentía diferente, más aún cuando nació mi hermano. Cuando me dio por leer, mi madre todo el tiempo me decía que iba a terminar como el Loco Mazuecos, otro personaje del pueblo que paseaba con su bici y un montón de periódicos y libros viejos. A veces también me decía Don Quijote, pero más por un profundo sentido de la justicia y el honor. Cuando me independicé pasé a ser Antoñita la Fantástica, otro personaje que me fascina por lo sugerente. 

Y en éste último periodo solitario, resulta, que lejos de apodos, lo único que dicen es que tengo muchos pájaros en la cabeza; lo que ellos desconocen, es que yo intento alimentar a esos pájaros todo lo que puedo.

Así que desde hace tiempo, los libros han sido para mi, ventanas a otros mundos. Pero justo hace tres años, cuando el mayor golpe de mi vida vino a zarandearme acompañado de otras sensaciones extremas, decidimos, Lola y yo, pensar en un negocio que nos diera para vivir, pero que nos hiciera inmensamente felices.

Hoy, nuestro sueño ya es realidad, a pesar de los pájaros, que los tenemos, de los libros, que los seguimos amando, del buen hacer, que lo estamos procurando , de los comentarios de la familia, de las ideas brillantes de los amigos, de las opiniones maravillosas de los conocidos. A pesar de los juicios y prejuicios, seguimos soñando y lo hacemos desde nuestra más profunda raíz de realidad.