viernes, 27 de junio de 2014

No basta con cerrar los ojos para borrar el mundo.


No basta con cerrar los ojos para borrar el mundo.

¿Puede un hombre salvar el mundo? Yo creo que más bien es el mundo quien decide salvarse por medio de un hombre…

Abrió la palma de su mano y rió al contemplar su estrella. Era la risa más contradictoria del mundo. No pensaba en la humanidad que había salvado, tan solo en Ella. Era el hombre más feliz del mundo porque la había poseído y era el hombre más infeliz de ambos mundos, porque la había perdido.

Hay silencios que anuncian algún hecho histórico y terrible; otros silencios anuncian que un hecho terrible ya es historia.

Y después, la vida sigue.

Así que sobran respuestas. La cuestión no es lo que hizo él; la cuestión es que ella, nunca hubiera renunciado al amor por una trivialidad como la salvación del mundo. Y cuando tuvo que escoger entre él y su mundo, optó por el amor, la llevara a donde la llevara.

¿Quién ha dicho que el amor es bonito? El amor es, por encima de todo, poderoso. El amor puede deformar nuestra moral del mismo modo que una viga de hierro, tan dura y sólida, se retuerce en un horno.


Imaginemos que el amor de nuestra vida se esconde bajo millones de piedras. No puede haber nada peor. O sí. Que viva en la esquina de la vida y no quiera saber nada de nosotros.

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