jueves, 18 de julio de 2013

Terror sagrado


Por saber si los acogerán…se convierten en personajes dobles.

Pharmacoe, o como lo llamaban en la Antigua Grecia, chivo expiatorio. Es al mismo tiempo sagrado y maldito, rey y mendigo, veneno y cura, extranjero y hermano, culpable e inocente, nativo y exiliado, poder y debilidad. Todas las contradicciones de ese orden social, parte dentro y parte fuera.

El hombre, él mismo y los suyos, eran el monstruo.

Para los conservadores, los monstruos son las demás personas.
Para los liberales no existen monstruos realmente, sino personas a las que no se les ha enseñado a hacer pis en el orinal.
Y por último, para los radicales, los monstruos somos nosotros mismos, estamos mucho más cerca de lo que creemos. Una imagen de su propia monstruosidad, que también responde al nombre de humanidad.

Tener piedad y compasión por lo que uno teme, ver como íntimo lo extraño, lo que se siente ajeno.

Tal día como hoy...empezó una guerra.

¿Algún día terminará?

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