sábado, 7 de julio de 2012

No+llora (directo)



No era el famoso llanto de la felicidad. Era ese llanto que sobreviene cuando uno se siente opacamente desgraciado. Cuando alguien se siente brillantemente desgraciado, entonces sí vale la pena llorar, con acompañamiento de tambores, convulsiones y sobretodo público.
Pero cuando, además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar, sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso también pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad.

2 comentarios:

Ruben Molina dijo...

GRACIAS!!!!!

no tengo nada más que decir,


GRACIAS!!!!!

Gaia dijo...

De nada