martes, 15 de abril de 2008

II

Sumámonos en la profunda noche,
Dejemos lo demás para el amor
Que hace que me refugie en tu guarida,
Donde se escapa mi desidia imberbe
Para luego volver cuando me alejo.
Durmámonos y nunca despertemos,
Soñemos los dos juntos, al unísono.
Por ejemplo soñemos con tus garras
Que arañan suavemente mi semblante
Y me provocan una dulce sangre
Que fluye entonces dentro de tu cuerpo.
Al despertar, amor, al despertar
Será mejor no recordarlo apenas
Y así, algún día, otra profunda noche,
Dormimos y volvemos a soñarnos.

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