miércoles, 29 de julio de 2015

Palabras de aliento de Ferran Barber




Macarena no impartirá clases el año próximo. Como todos sabemos, a los popes de la cosa educativa les preocupan más sus evaluaciones, baremos y chorradas varias que el acto esencial de enseñar y apre-hender valores humanos. Lo primero que debería exigirse a un profesor es curiosidad intelectual. ¿Cómo puede alguien transmitir algo de lo que carece? Y a la inversa, un sólo muchacho que salga de Secundaria pertrechado de interés por cuanto le rodea ya ha sido rescatado a todos los efectos. No importa lo que haya aprehendido. No importa lo que diga su expediente. Su curiosidad hará el resto. Es la condena y la bendición de nuestra especie, desde que el primer homínido bajó del árbol y decidió echarse a andar -y a arriesgar su vida- para saber qué había al otro lado de la colina. Yo era básicamente un analfabeto funcional cuando terminé la Secundaria. Como casi todos mis insignes colegas. Me llevé dos o tres cosas conmigo: un relato delirante del contexto social de la Celestina -en el haber de Maruxa, una profesora maravillosa de Literatura- y la certeza de que los indios no fueron los malos de la Conquista española de América -y este se le debo a Pedro Luengo, uno de esos maestros humanistas a la antigua usanza. Lo que son las cosas. Veinte años después, Pedro se presentó en una feria del libro para pedirme que le firmara un ejemplar (¡como si en verdad yo fuera alguien!). Era yo, en realidad, quien debería haberme tatuado su firma en el brazo. Pero así funciona la maravillosa comedia humana... uno nunca sabe la influencia que termina ejerciendo en su entorno por mediación de esos enrevesados efectos dominó sobre los que se sostienen nuestras relaciones. Jamás me importaron una carajo aquellos apolillados libros de texto a los que redujeron el saber humano. A la postre, y a pesar de mi mediocridad académica, abandoné aquel prostíbulo con lo esencial: la perplejidad que precede al interés, a la pasión por conocer. Ya sabéis lo que dicen: un humano sin preguntas es como un tahur sin mangas. Yo sigo paseando las mías por el mundo... y agradeciéndole a las Maruxas, a los Pedros, a las Macarenas... que se ocuparan de nosotros. Ya vendrán mejores tiempos, Gaia Renace . Ánimo. http://www.diasporas.es/…/alumnos-inmigrantes-dramatizan-re…

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