martes, 29 de julio de 2014

En mi hambre mando yo.


A menudo se plantea la cuestión de si la gente quiere realmente ser libre, y hacer frente a las responsabilidades que ello implica, o prefiere ser gobernada por un dueño benevolente. Y, en consecuencia, para defender sus tesis, los partidarios de la actual distribución del poder han recurrido a diversas versiones de la idea del esclavo feliz.

Pienso que no es competencia de los esclavos razonar acerca de la libertad. Hay que ser libre para aprender a hacer uso de las propias capacidades de un modo provechoso. Sólo es posible conseguir la capacidad de razonar mediante las propias experiencias y hay que ser libre para poder llevarlas a cabo.

Nunca me he sentido esclava, siempre he sentido la responsabilidad del significado de la libertad, por lo tanto, siempre he sido muy consecuente de mis actos y asumo las consecuencias en todos los casos.

Como docente siempre me he implicado muy personalmente con mi trabajo, con mi tiempo y también con mi dinero, los ejemplos están en las diferentes memorias que he desarrollado cada final de curso.

Como persona, siempre me he cuestionado a mi misma. Es la primera vez que trabajo para una institución privada, porque siempre he considerado que la educación ha de ser pública, gratuita y de CALIDAD. Pero otras son las circunstancias que me trajeron aquí.

Escribo esto por diferentes razones y una de ellas es que, concedido el beneficio de la duda y teniendo en cuenta que lo importante es ahora, no quiero que se me olvide el periplo por el que he pasado durante los tres meses y ventidos días que llevo aquí.

Llegué por la Misión y la Visión. En un momento en el que la luz fue el Liceo de las Américas, pero con unas condiciones paupérrimas. Eso no fue ningún obstáculo, pues conseguí el dinero para pagarme el pasaje, eso sí, solo para venir, no pensaba marcharme tan pronto.

Tengo todos los correos que nos estuvimos enviando antes de llegar a Ecuador, así que pruebas no me faltan. Y teniendo en cuenta que soy libre, responsable y tengo un sentido muy profundo de la palabra, me lo creí todo. Pero nada es lo que parece. Ni siquiera ahora que todo son exigencias, controles, actas, parece que todo cambia para seguir exactamente igual.

Ahora están intentando solucionar la irregularidad de mi situación y me miran como si les debiera la vida. como si la situación la hubiera generado yo, cuando, desde el día en que llegué no he dejado de preguntar por mi visado, por mi convalidación del título, por mi contrato, por mis roles de pago...


Hace un mes y medio que me nombraron directora de la escuela, y me presentaron como tal, y sin tiempo real he estado coordinando proyectos, rellenando informes y poniendo al día las prioridades. Pero los primeros quince días en mi nuevo cargo ni me los pagaron, alegando que comenzaría mi nuevo roll de pago en la nómina de julio. Por ahora espero.

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