viernes, 31 de enero de 2014

Batania


De la A a la Z, como un alfa y un omega y con todo lo que se encuentra entre el principio y el fin, las posibilidades.

Y me ha traído a las escaleras de casa un regalo. No es un regalo cualquiera, es un libro, pero no es un libro cualquiera, es "El amor es un ave sin nido que pone huevos en el aire", de Batania, neorrabioso.

Ya he realizado la primera lectura, sin respirar, sin beber, sin hacer una pausa. Me alimentan las combinaciones de letras y de palabras que hace Alberto, siempre me ha pasado con sus pintadas, hasta las he copiado en las paredes de algunos lugares en los que he vivido.

Yo tuve algo así como Iratxe y también algo así como Natalia y ahora mis poemas están algo así también, sin collar. COINCIDENCIAS.

Lo mejor de todo no fue la noticia, ni el preludio, ni que él se adelantara a mi llamada, lo mejor ha sido el envoltorio del regalo, el abrazo fugaz, la dedicatoria. Tantas cosas en unos segundos.

Gracias, Thank you, Merci, Sukran, Danke, Dïere dïef, Akuna matata, Nihau, Namaste, Insha Ala.





jueves, 30 de enero de 2014

Argel


El aeropuerto de Argelia me ha traído varias cosas buenas, tanto a la ida como a la vuelta.

La llegada fue un golpe, con todos en fila para sellar el pasaporte en el control policial o para esperar el billete correspondiente para dirigirnos a nuestro destino, pero solo dos personas teníamos por destino Dakar.

Cuando escuché al señor Navarro responder en un perfecto francés al policía que le facilitaba su billete, me dirigí a él de manera valiente e impulsiva para, al menos, pasar por los pasillos y escaleras correspondientes sintiéndome acompañada.

La timidez en sus gestos y sus primeras respuestas hicieron que yo pensara que en realidad iba a ser una molestia, un peso, una carga para él...cada persona planifica los viajes a su manera, yo soy la única que no planifica nada, formas de ser, formas de viajar, formas de sentir.

El caso es que fueron cinco horas de conversación imparable en el aeropuerto, de paseos en un espacio chiquitito donde aprendí de memoria las tiendas y los productos que en ellas se exponían, los dulces, los vinos, los libros, la artesanía. Cinco horas donde intercambiamos títulos de libros, de películas, nombres de poetas, gustos musicales.

Nos contamos muchas cosas, compartimos títulos de libros que ahora me acompañan... estoy releyendo "Encuentro con el otro", he rescatado los Poemas paradisíacos de Vicente Alexandre, aún me queda encontrar "Ébano", pero no se si quiero encontrarlo o esperar a que sea él quien me lo regale.


En el avión compartimos unos vinos y algunas confidencias, es lo que tiene hablar con un desconocido, que puedes contarle cualquier cosa sin ningún miedo a que te juzgue y si lo hace...allá él o ella, es el encuentro con el otro el que propicia la palabra y la comunicación.

No podemos imaginarnos lo que proyectamos en otro, y no se puede imaginar el otro lo que es capaz de transmitirnos. Y no tenemos ni idea de lo mágico y maravilloso que es un cruce momentáneo entre dos desconocidos que nadie sabe si en algún otro momento en la vida se volverán a ver o no.

Ya lo decía Cortázar...hay que estar a la altura del azar...Ya tú sabes.




jueves, 23 de enero de 2014

Sorpresas que dan la vida.


Nueve meses después, he vuelto a encontrar lo que dejé olvidado allá:

La inspiración, la atención, las ganas de crear, la necesidad de volver una y otra vez sobre mis propios pasos, hasta que de una vez por todas y para siempre aprenda la lección.

La vida es diferente para cada uno de los siete mil millones de habitantes que hay hoy sobre la tierra; yo no esperaba nada de la vida y sin embargo lo esperaba todo.  Ahora que no tengo nada, aún lo espero todo. La felicidad está en uno mismo, a retazos, por momentos, en pequeñas cosas que nos parecen grandes; pero nos acompaña, aunque a veces nos empeñemos en darle la espalda.

Una vez leí que la emoción más adictiva es la autocompasión; paraliza, abstrae, ciega y alimenta el ego, algo que en occidente está sobrealimentado. No solo he salido de esa emoción, ya no solo no  me autocompadezco, sino que tampoco quiero que nadie me compadezca.

Me he encontrado allí dónde llegué perdida, he recuperado parte de mis inquietudes, vuelvo a leer, vuelvo a escribir, vuelvo a pintar y lo que me parece más importante de todo, vuelvo a soñar.

Así que si la vida es sueño, los sueños, sueños son…


FELIZ 2014.