viernes, 28 de junio de 2013

Despedidas

                   


Ya nada será  lo mismo, todo ha cambiado, todo es menos alegre, menos apasionado, menos inocente. Ahora las navidades ya no serán navidades y los veranos no serán veranos. Nos falta una madre. Así que ahora ya no podemos permitirnos el lujo de seguir siendo niños, aunque lo seamos, ni de traspasar responsabilidades, aunque lo hagamos, pero ahora, el lazo del regalo no será nunca más perfecto, el azucar de los pasteles será escaso y la sal de las comidas igual está de más.
El caso, es, que por más que recojamos, pintemos, cambiemos los muebles de lugar, intentemos que no sea tanto ella y seamos más nosotros...ya nada es igual.
Se nos ha parado un reloj a las 4.38 y por más cuerda que le damos, ya no funciona.
Hemos perdido la brújula y ahora tenemos que encontrarla en nosotros mismos.
Este verano ha salido el sol, pero no calienta como otros veranos.
Y eso ya va a ser así para siempre. Y el tiempo calmará el dolor, y el tiempo hará que se pase la pena, pero el tiempo no va a conseguir que las cosas vuelvan a ser como eran cuando la teníamos cerca, cuando se reia, cuando siempre tenía un no por respuesta aunque finalmente accediera, cuando se enfadaba, cuando lloraba .
Su casa huele aún como ella, su ropa huele aún como ella, incluso las sábanas hacen que parezca que aún, cualquier día de estos, aparezca y nos diga que aún no hemos aprendido a poner bien una lavadora.
Pero no volverá, ya nunca volverá, ya nada será lo mismo. Ni siquiera parecido. Ahora, que  no puedo creerme aún que no vaya a verla más.